Este lunes por la tarde, día de la fiesta nacional, Lucía dejó por fin su piso en el pudiente distrito de Salamanca para mudarse al norte de Madrid. Su nueva casa está en el barrio del Pilar (una zona más humilde, edificada en los 60 e ideada por el constructor José Banús); la que deja, en la calle Pintor Moreno Carbonero, a escasos metros de Avenida de América y Diego de León. Es una calle tranquila en la que aún quedan varias casas unifamiliares de principios del s.XX, de cuando aquello era un solar a las afueras: el de Guindalera, que hoy da nombre a esta parte del distrito.
Los áticos del edificio que deja Lucía, construido en 2009, tienen unas vistas peculiares, con las Torres Blancas de fondo. «La verdad es que se estaba muy bien. Tenías sol por todos lados», dice Ana, una vecina que también abandonó recientemente. «Si se cuidase bien podría valer muchísimo. Está en muy buena zona, rodeado de casitas».
El valor al que salen los pisos al mercado ya no es ningún misterio. Pocas horas después de terminar la mudanza aparecía en Idealista el anuncio de venta de los 24 apartamentos del bloque. Tienen entre 40 y 60 metros cuadrados y la propiedad pretende venderlos a entre 250.000 y 350.000 euros. Los áticos salen a 7.142 euros por metro cuadrado, el doble de la media de Madrid (3.665 euros) y algo más que la media del distrito (5.826 euros).
El viernes, antes de que las últimas inquilinas salieran, la inmobiliaria se preparaba para enseñarlos.