Tras la denuncia en Atlántico Hoy de una joven que compró una vivienda en Tenerife y las juntas de propietarios son en alemán, el experto avisa de que es ilegal que no sean en español
Hace unos días en Atlántico Hoy nos hacíamos eco de la situación de una joven tinerfeña que tras comprarse su primer hogar en la isla denuncia que las juntas de vecinos se celebran en alemán y tenían que pagar la traducción al español. La mayoría de sus vecinos son alemanes y alegaban que así se decidió por la mayoría. Un administrador de fincas asegura que esta situación no debería suceder y apunta que es la primera vez que escucha que una junta sea en alemán.
“Las juntas se deben celebrar en español y debe de haber un acta en español”, explica José Antonio Acevedo, administrador de fincas con 35 años de experiencia y quien opera en el sur de Tenerife, un lugar con alta presencia de edificios con propietarios extranjeros. Según valora, cualquier español tiene derecho a que las juntas se celebren en español.
“No puedes, en una junta general española, decir que se va a ser en alemán y que la traducción tiene que ser al español, eso está fuera de lugar”, apunta. Según explica, la ley de propiedad horizontal obliga a que las actas se escriban en español, y si bien no especifica que las juntas deban ser en español, Acevedo apunta que es porque las leyes no suelen especificar ese tipo de cuestiones.
“A nosotros este caso no se nos puede dar porque ética y legalmente nosotros no podemos permitir que haya un propietario español que no se entere (de lo que se habla en la junta)”, apunta al respecto de que posiblemente el administrador de fincas en esta comunidad no esté colegiado. Por ello señala que “en mi vida he visto a un español que tenga que ir a una junta en España con un traductor”.
El caso
A la joven le trasladaron que esto fuera así por decisión de la mayoría de propietarios, de nacionalidad alemana. “Eso de llevar una votación para que se celebre en alemán es una estupidez. Si ella lo lleva al juzgado lo puede ganar”, avisa el administrador de fincas, quien apunta que nunca ha visto tampoco un caso judicializado al respecto.
Administrador profesional
Acevedo valora que este caso se ha dado porque cree que el administrador de esta comunidad no es un profesional colegiado. “No les ha informado que la española podría impugnar la junta”, apunta. “Un administrador de fincas real lo que hace es que la celebra en español y las va traduciendo al alemán, aunque fuera de origen alemán”, explica.
“En todas las comunidades de fincas que yo he visto, y han sido cientos de juntas, siempre el administrador de fincas habla en español y luego traduce a otros idiomas”, ejemplifica sobre la situación. Por ello señala que todo radica en la persona que gestiona la comunidad, la cuestión es que no obligatoriamente los administradores deben estar colegiados.
Según explica, la ley ómnibus permitía que las comunidades de propietarios se administraran solas, es decir, que se perdió que tuviera que ser un administrador colegiado. Para que un edificio esté administrado por un profesional colegiado, tendrá que someterlo a votación, explica, ya que no puede ser una exigencia individual.
Un lugar de interés
Este caso surge del alto interés de la población extranjera por vivir en general en España y en particular en Canarias. Los datos de compraventa de vivienda reflejan que un tercio de las compras de viviendas se llevan a cabo por propietarios extranjeros. Esto también provoca que haya juntas vecinales compuestas por diferentes nacionalidades, con las complejidades que supone para los idiomas.
Esto ha provocado el hartazgo de algunos tinerfeños que se han dirigido a este medio de comunicación para quejarse sobre la obligación de pagar de su bolsillo la traducción al inglés o alemán de las juntas celebradas en español.
Vivir sin aprender el idioma
“El problema no es nuestro, el problema es de ellos que no han aprendido el idioma”, reprocha la propietaria de una vivienda en Puerto de la Cruz, quien denuncia que sus vecinos “son personas que llevan con el apartamento 20 años y la mayoría no se molesta en aprender el idioma”.
“Me parece tan injusto, ya que están comprando la isla completa, que tengan la decencia de no hacer que los españoles paguemos sus traductores. Es por decencia”, reclama. Para el administrador de fincas, sin embargo, esta es una “incoherencia del español”, porque considera que en este caso sí que influye la decisión de la mayoría de propietarios de pagar las traducciones.
En este caso, un propietario, apunta Acevedo, no podría negarse a que se tradujeran las juntas y apela a la inclusión de todos los propietarios, pese al coste que pueda suponer la traducción, que considera “ínfima”.