«Por Fernando MoralesMás artículos de este autorLunes 22 de marzo de 2021, 07:51h El fenómeno de las Dark Kitchen, o cocinas fantasma, causa cada vez más problemas a los vecinos de Madrid. Es un nuevo modelo de negocio que consiste en convertir bajos de edificios residenciales en cocinas industriales individuales que preparan comida a domicilio demandada, a través de aplicaciones móviles, y que se reparte con la ayuda de los denominados ‘riders’.Esta actividad, con menos costes que cualquier otro tipo de negocio de restauración, provoca que los vecinos tengan que soportar olores, humos de las chimeneas, ruido de la carga y descarga cuando llegan los proveedores. A lo que se une un constante trasiego de riders, que esperan a las puertas hasta que se encuentra preparado el pedido que tienen que entregar. «Es una situación muy preocupante y que hace que los vecinos estemos muy enfadados», denuncia Santiago Navas, vecino de Tetuán, que sufre las consecuencias de una de estas cocinas en la calle José Calvo de la capital.Pero lo cierto es que al no haber ni control ni criterio claro, estas cocinas son cada vez más frecuentes en los distritos colindantes con el centro, algo que perjudica gravemente a los vecinos que sufren este nuevo modelo de negocio. Según afirmó en Comisión el delegado del Área de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Madrid, Mariano Fuentes, desde 2018 hasta la fecha se habían otorgado cuatro licencias para realizar esta actividad en bajos de Madrid. Ahora bien, los datos recabados por la asociación de vecinos Cuatro Caminos Tetuán, señalan a un número superior de ‘dark kitchen’ solo en su distrito.En concreto, tienen constancia de seis bajos de edificios residenciales que están convertidos en cocinas. Sin embargo, dentro de cada bajo hay «multitud» de cocinas. Por ejemplo, y según datos de esta misma asociación, en la calle José Calvo se ubica un local que cuenta con hasta 21 cocinas. La empresa no ha querido responder a las preguntas de este medio.Este espacio se ubica en una calle estrecha, de una única dirección y con aparcamientos solo a un lado de la acera. Es constante, según denuncian los vecinos, el tránsito de camiones que entran para descargar materias primas para las cocinas y que aparcan en la zona de carga y descarga que les autorizó el Ayuntamiento. Una situación que ha provocado que los vecinos hayan perdido zonas de aparcamiento, además de tener que soportar el ruido que generan los camiones al descargar. Asimismo, otra de las consecuencias con las que tienen que lidiar es con el constante olor a comida y el humo de las chimeneas que utilizan. «Cuando abrimos las ventanas nos llega el ruido de los extractores y el humo», lamenta Navas.»Queremos que se sitúen estos negocios en lugares adecuados»Por todo ello, desde los diferentes puntos afectados por este nuevo modelo de negocio se han organizado plataformas de afectados. En concreto, desde la de Cuatro Caminos van a pedir a la Junta de Distrito que busque «una solución inmediata» para corregir este problema, ya que en el distrito hay más de 30 cocinas entre los diferentes bajos. «Queremos conseguir un compromiso por parte de la Junta de que se paralicen las cocinas que están pendientes de ejecutar y que se estudie toda la reglamentación y el tipo de licencia que se les concede a estos negocios», explica Navas, miembro de la plataforma de afectados. «Solo queremos que se sitúen estos negocios industriales en lugares adecuados porque son muy molestos para un barrio residencial», aspecto en el que también coincide la concejala de Más Madrid, Mar Barberán al asegurar que el entorno adecuado para desarrollar esta actividad sería un polígono industrial. «En estos entornos sí se evitaría la extorsión en zonas residenciales y se resolvería el problema de los vecinos, a los que les importa el ruido, los olores, la seguridad y la movilidad y no tanto el negocio».Este nuevo negocio, consideran desde Más Madrid, es «competencia desleal» para la hostelería tradicional, aunque apuntan: «Si siguen las mismas pautas, licencias en regla, empleados asegurados como corresponden y condiciones laborales óptimas…sería como si uno abre un negocio de catering o un restaurante al lado de otro. No habría ninguna posibilidad de queja». Esta es la postura que defienden desde la asociación de vecinos de Cuatro Caminos, que observan una afectación para los negocios de la zona el hecho de que cada vez sea más tentador pedir comida a domicilio. Y todo a pesar de llevarlo a cabo a través de prácticas que molesta a los vecinos de los barrios, y que se ha visto incrementada a raíz de la pandemia.Las cocinas fantasma, en otros barrios de MadridOtro de los lugares más afectados por esta proliferación acontece en el barrio de La Prosperidad. Unas 700 familias del barrio sufren, según han denunciado en reiteradas ocasiones desde Más Madrid, el primer grupo municipal en hacerse eco de esta problemática, las consecuencias de la instalación de 38 cocinas fantasma. En concreto, esta obra la intentaron realizar, según la concejala Barberán, con una declaración responsable -lo único necesario para iniciar una obra-, al igual que ocurre en otras instalaciones. En este caso, sin embargo, los vecinos lo denunciaron y el Ayuntamiento la declaró ineficaz.Tras ello, sin embargo, los dueños de la instalación solicitaron una licencia de obras, que se les concedió», según Más Madrid, desde el Ayuntamiento con una celeridad «nada habitual», aunque desde el Ayuntamiento confirman que se hicieron siguiendo los trámites habituales . «Se permitía porque esta zona corresponde a la norma zonal 4, lo que significa que en una zona residencial se puede desarrollar una actividad industrial en el bajo«, denunció en el pleno del distrito la edil, que tiene localizados 15 bajos convertidos en cocinas en Madrid, en Tetuán y Chamartín.Estas cocinas «son nulas de pleno derecho»Sin embargo, la concejala del PSOE, Mercedes González, es rotunda al declarar que estas cocinas «son nulas de pleno derecho» puesto que han ocupado el cien por cien del patio de manzana cuando solo podría haber utilizado el 18 por ciento. Es igual en el caso de José Calvo. «Se están concediendo por parte de la administración licencias que no son legales», continúa. Aspecto que niegan desde el Consistorio: «En ningún caso se están concediendo licencias que no son legales».Modificar la normativa vigentePor todo ello, desde Más Madrid llevaron al pleno de Cibeles una proposición para modificar la normativa urbanística actual para impedir que se desarrolle esta actividad industrial al considerarla «que no es inocua para los residentes». Desde el partido de Rita Maestre consideran que la normativa actual «no es clara» y quieren una modificación para poder restringir este tipo de usos y dotar al Ayuntamiento de los mecanismos necesarios para controlar estas actividades, una de las razones por las que siguen su expansión en Madrid, coinciden desde ambos formaciones políticas. Es también necesario, según Más Madrid, «inspecciones para garantizar las condiciones laborales de los empleados, que estén dados de alta por cuenta ajena y con condiciones dignas, no falsos autónomos».Fue una iniciativa que no se aprobó puesto que, como justificó el delegado del Área, ya estaban revisando la normativa, que disponían de la regulación necesaria, y que iban a garantizar que la actividad fuera compatible con la convivencia vecinal. «Estamos revisando la regulación de los usos urbanísticos, y en especial los usos industriales para regular adecuadamente las nuevas actividades económicas que han surgido o puedan aparecer y, sobre todo, garantizar la compatibilidad con la convivencia vecinal». Todo ello, apuntó, «en el contexto de la modificación de las Normas Urbanísticas del Plan General».»El Ayuntamiento se ha tapado los ojos ante esta actividad económica»Asimismo, para comprobar el cumplimiento del contenido de las licencias otorgadas, la Agencia de Actividades, adelantó el delegado en Comisión, iba a poner en marcha «programas específicos de inspección» de este tipo cuando se implanten en edificios o en zonas residenciales. Algo que desde el PSOE no ven que esté ocurriendo: «El Ayuntamiento no está controlando este fenómeno y se ha tapado los ojos ante una actividad económica que se está imponiendo a los vecinos». Desde el grupo político de Pepu Hernández también van a presentar una proposición para «regular y controlar» el problema, aunque tienen claro que «se controla aplicando la norma».Permisos necesariosSin embargo, González denuncia que como no hay control sobre estos negocios «se están implantando de múltiples maneras que son incontrolables para el Consistorio». Señala que hay muchas de ellas que se crean con licencias anteriores, aspecto que confirman fuentes del Ayuntamiento al afirmar que «puede que tuvieran licencia de obrador o similar y, por tanto, no necesitan una nueva». Por esta razón, Barberán ve necesario que estos negocios cuenten con licencias de uso industrial para elaboración, fabricación y tratamiento de productos alimenticios para su consumo fuera del local».Lo que si deben hacer los dueños de estas cocinas es pedir permiso a las comunidades de vecinos. Así lo aseguran desde el Colegio Profesional de Administradores de Fincas de Madrid (CAFMadrid), que apuntan que este tipo de cocinas «no se pueden instalar en una vivienda normal porque tienen la consideración de cocinas industriales, con unas potencias y características que no se asemejan a las cocinas de una casa».Por ello, como una de las instalaciones que deben de realizar tiene que ver con las chimeneas de extracción de humos y ventilación de estos locales, lo que implica que un tubo discurra a lo largo de toda la fachada del edificio, «será necesario -apuntan desde CAFMadrid- que se adopte un acuerdo unánime de todos los propietarios, según la Ley de Propiedad Horizontal». Es un aspecto que no se ha tenido en cuenta desde algunos de los puntos más afectados, como es el caso de las cocinas que se pusieron en marcha en el distrito de Tetuán. |