En España se producen al año 30.000 muertes por paro cardiaco y el 59% se produce en el domicilio, donde no hay personas con conocimientos de resucitación cardiopulmonar ni medios por lo que la Sociedad Española de Cardiología (SEC) reivindica desfibriladores en las comunidades de vecinos. Según el cardiólogo Fernando Rosell, miembro de la SEC, la fase previa a la llegada de los equipos de emergencia es crítica para la supervivencia y el área donde deben de centrarse todos los esfuerzos de mejora por lo que reclama desfibriladores en todos los espacios públicos y en la comunidades de vecinos grandes o apartadas de las ciudades, ya que «significa ganar tiempo».
Rosell subraya que «hay un punto de no retorno a partir del cual los cardiólogos podemos mantener, pero no mejorar. Dependemos mucho de que se haya mantenido el flujo sanguíneo, mediante masaje cardíaco, y que se haya podido realizar una desfibrilación».
Para ello, dice, es importante educar a la sociedad «porque la única manera de mejorar la atención a la muerte súbita es mediante la formación del primer interviniente y mediante el acceso público a desfibriladores». Según un estudio realizado por B+Safe, filial de Almas Industries, el 91% de los vecinos desearía que hubiese un desfibrilador en su edificio o urbanización.A la pregunta de si conocían que era un desfibrilador, el 93% contestó afirmativamente, si bien el 78,3% dijo que no sabía utilizarlo. Un 81% dijo que le gustaría recibir información en masaje cardiaco y uso de desfibriladores y un 53% condicionó su uso a recibir esa información.